miércoles, 28 de abril de 2010

Rescatar el arte urbano.


http://www.youtube.com/watch?v=sZU2IMQl5cA&feature=player_embedded


Una manzana completa, en plena Quinta Normal, fue el soporte en el que un grupo de 30 graffiteros de Latinoamerica dio rienda suelta a su lenguaje artistico y social. Un trabajo que , lejos de asociarse a un acto clandestino, responde a un encargo conjunto entre Diego Mora y el arquitecto Eduardo Gonzalez, para apostar por una identidad urbana en la fachada de un outlet llamado Graffiti Moll.

Para muchos resukta un problema o un atentado cuando aparecen de la noche a la mañana inscripciones y dibujos en sus paredes; para el empresario colombiano Diego Mora es mas bien un regalo. "Siempre me ha despertado curiosidad e interes el tema", confiesa.
Fue asi como, relacionado comercialmente desde hace un tiempo con la zona de Carrascal, donde son habituales estas manifestaciones artisticas, Diego fue tomando contacto con estos verdaderos protagonistas del "street art" y armando una base de datos, sin saber que algun dia la llevaria a la parctica.
Hemse, Zesak, El dolor, Boster, Bufos, Fabio, Angel, entre otros graffiteros, quienes dentro de sus codigos se hacen llamar por sus seudonimo, fueron parte de los contactados por el empresario colombiano, y la oficina E+Arq Arquitectos, para bañar de color y expresion los cuatro frontis de unas antiguas bodegas.
El proyecto surguio a raiz de un galpon con cerca de cuatro mil metros cuadrados, que por años pertenecieron a una fabrica textil, para transformar el lugar en una area de negocios.
"Por sus dimensiones, el espacio tiene amplias posibilidades, pero parti hacendo uso de estas enormes bodegas como una liquidadora de stocks de menajes para el hogar.
El recinto fue aprovechado en su condicion de lugar basico con imagen de bodega, para trasmitir asi el concepto de mejores precios. Sin embargo, el gancho para convertir el espacio en un hito urbano reconocible fue indentificarlo con el tema del graffiti.
Una desicion absolutamente compartida entre los dueños de Graffiti moll y el arquitecto Eduardo Gonzalez, director de E+Arq Arquitectos, a cargo del proyecto. "Nosotros, entre comillas, nos apropiamos de esta imagen y por otro lado prestamos atencion al arte urbano", coinciden los profesionales.
Una renovacion urbana sumamente ingeniosa por la ausencia de costos. Porque los mismo graffiteros son los encargados de traer sus tarros de pintura, con la simple garantia de expersar libremente su lenguaje urbano en un mabiente de saba competencia.